III

cada movimiento mío implica
volver el estadio una vía láctea:

los flash de las cámaras fotográficas
son nubes plateadas que me sirven de escalera

ensayo figuras en el aire
salto ciego a clavar el balón en el aro
y el tiempo se alarga, dramático

juego solo, como Kasparov contra la máquina

V

el arco, la distancia precisa, la fuerza
el balón en la mano y el control del instante

como si no existiera nada más
ni hambre ni orfandad ni culpa
así hay que entregarse a todo

el amor es una disciplina idéntica al básquetbol
y un partido de básquetbol tiene la misma estructura que la vida
hay que amarse mientras queda tiempo
como si no existiera nada más

siempre jugué así
y cuando mis compañeros lo entendieron
cavaron túneles en el aire
para que yo pasara con mi jugada maestra

VII

un metro noventa y ocho
de altura
y contra el atardecer
mi sombra se alarga y cubre
al menos cuatro metros
de distancia

ese gigante negro sobre el pasto
de la cancha de golf
no es otra cosa
que la sombra de un enano

VIII

nueve mil trescientos sesenta y seis puntos
cubren la superficie del balón de básquetbol
como las cuentas de un rosario perfecto

XIV

en mis salidas nocturnas
a veces me topo con Bob Dylan o Snoop Dogg
vecinos que también trotan de noche
por estos barrios periféricos y marginales
en que vivimos los que ganamos dinero
desproporcionadamente

nos miramos de reojo como un tigre que mira a otro tigre
en la oscuridad del zoológico vacío
y lo ilumina

XVI

hay que poner el cuerpo
las caderas, ahí está la fuerza
salir a jugar igual que si se fuera al amor
o en un portaviones a la guerra
en medio oriente

la mente o el cuerpo destrozado
son una posibilidad, digamos
o al menos con esa idea hay que ir en la cabeza