Hay días con el pensamiento aturdido
donde a pesar de tener mi cuerpo acostado tras trabajar,
quizá debido a la luz de la luna que entra por la ventana,
no me paro de mover y no concilio el sueño,
tanteo los días vividos como si palpara las sábanas
y me siento aturdido e incorpóreo como la luz de la luna.
¿He vivido?
¿Acaso de verdad he vivido?

¿Acaso mediré los días vividos mientras estoy acostado
y llegará la noche cuando no volveré a ver el sol del amanecer?
¿Entonces haré un balance?
¿He vivido?
¿Acaso de verdad he vivido?

¿Acaso la vida es una fiesta insustancial de palabras?
Mi trabajo no es siquiera un techo para protegerme de la lluvia
y no quedan rastros de la casa que construí con palabras.
La vida es huir de la soledad
hasta el punto donde uno atropella
su propia sombra vacía.

¿He vivido?
¿Es que en verdad he vivido?