En casi todo unidos pero más que todo
en el dolor en el silencio de las vidas
perdidas que el dolor suplanta con eficacia
en las mareas que fluyen hacia nuestros
corazones fieles hacia nuestros ojos infieles
hacia los fastos que prendemos y que nadie
entiende así como nosotros dos no entendemos
las carnicerías que nos rodean tenaces
en la división y multiplicación del dolor
como si las ciudades en que vivimos fueran
una sala de hospital interminable