¿Qué busca limpiar el mar
con tanta persistencia?

Quizá la edad del mundo, la edad
de cada día sobre la tierra.

 El sol desaparece poco a poco
detrás de esos edificios altos
y horrorosos de Reñaca 

Los pelícanos y las gaviotas no me miran:
mi existencia a esta distancia es irrelevante.

Un hombre solo frente al mar
espera algún tipo de resolución.

Un pequeño barco cuelga
del horizonte, ¿cuánta cosas se aferran
a las formas más simples? 

También la luz es triste.
Se fuga del sol a 300.000 km/s
y toma refugio en los pliegues de mi rostro.

Hoy es viernes 30 de diciembre de 2022
y la gente está rota.
Hemos perdido un mundo.

Una pelirroja se toma una selfie sonriendo
en el bar mientras su marido va al baño:
para muchos, el mar, ese elemento inmenso
azul excitado, no es suficiente presencia. 

Algo tiene el rosa-naranja del horizonte costero
-la nítida gradualidad con la que desaparece un día-
que nos recuerda que la infancia se ha acabado.

 Y nada se puede escribir
que impida el movimiento del mar 
ni el sonido de las olas contra el arrecife.

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[2024] [Héctor Lira] Todos los derechos reservados

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